Uno de los muchos hechos representativos de la época moderna lo constituyen los sistemas de obtención e intercambio de bienes; así, en vez de que cada persona se procure sus propios medios en la naturaleza o intercambie directamente un objeto producido por otro requerido, tenemos el dinero. En su definición más sencilla, este es un símbolo o representación de valor, aceptado como tal por todos y que, por tanto, permite su uso para comprar y vender.
Billetes y monedas solían ser únicamente físicos, objetos tangibles y acumulables; sin embargo, con la llegada de Internet y las comunicaciones electrónicas, dicho bien se ha digitalizado. Esto favorece la aparición y triunfo de servicios y conceptos como los ofrecidos por https://binixo.com.ar, llamados de manera específica, microcréditos. Pero, ¿de qué se trata? y ¿Para qué se utilizan?
Para quienes no están familiarizados con el término, el crédito aparece cuando un individuo solicita un préstamo a otro más acaudalado o a una entidad financiera; normalmente, la condición es que se devuelva en un lapso establecido. Además, la transacción genera intereses; es decir, se regresa un monto mayor. Si a lo anterior añadimos el prefijo micro, es obvio que hablamos de financiamientos pequeños.
Esto los hace accesibles a más gente, con pocos requisitos a satisfacer para su aprobación; entre ellos, poseer medios de ingreso estables, historial crediticio o un aval o colateral en caso de no poder cumplir la obligación asumida. Representan un modo de enfrentar escenarios menos severos o importantes que los créditos; los cuales habitualmente lidian con operaciones millonarias o el financiamiento de negocios nuevos de gran magnitud.
Aunque hay que estar claros que sus dimensiones no implican que el compromiso se pueda ignorar. Y sin duda, ofrecen una oportunidad a la gente de menores recursos; ya sea, para iniciar un proyecto o servir de asistencia en esas situaciones que al surgir deben ser atendidas de inmediato.
